
Rincones donde todo empezó y donde, un día, nuestros padres nos dieron el mejor regalo que se pudieron permitir… No fue un juguete ni una educación privada. No fue un suculento manjar…sino algo más duradero que forjo nuestro espíritu y nuestro carácter.
Palabras como respeto, disciplina, compañerismo, humildad y PERSEVERANCIA…?
Cada noche nos vamos a dormir preguntándonos que hemos hecho mal y como enmendarlo. Como devolver todo este sinsentido a su cauce natural, ¿Cual es el camino a seguir? Sin darnos cuenta de que ese camino, que no sabemos encontrar, es el camino que nosotros mismos recorremos desde que pusimos el primer pie en un tatami…
Tal vez va siendo hora de regresar a los viejas enseñanzas mías de antes donde, nos ayudaron a desarrollar nuestro espíritu, los esperaba con las luces medio apagadas, olvidados y expectantes para transmitir a nuestros hijos lo que nosotros mismos no hemos sabido enseñar… El camino del guerrero. El respeto. La superación, luchar por una meta y la satisfacción de los retos conseguidos.
En un mundo donde los valores se olvidan a pasos agigantado … las respuestas, como siempre, siguen en los tatamis…disciplina, perseverancia y trabajar suave.
