Llega un momento en la vida de todo artista marcial, sea cual sea el nivel de cada uno, en que nos enfrentamos al peor rival que uno pueda tener: uno mismo. En un combate o pelea nos enfrentamos a dos elementos: el agresor, del cuál nos tenemos que defender a ultranza; y uno mismo, pues el miedo o tensión puede llegar en algunos casos a ser un paralizante de los músculos. Lo digo por experiencia.
Recuerdo 3 peleas con la misma persona en diferentes circunstancias y con 3 resultados diferentes.
La primera: tras un ataque a traición, por la espalda, ( ningún artista marcial que se precie debe atacar nunca por la esplada… es mi opinión personal… a no ser que sea parte de una técnica encadenada a una continuación de golpes, agarres, bloqueos… y que atacar por la espalda sea uno de ellos. Pero dar un golpe traicionero por la espalda, no es de artista marcial… es de cobarde, chivato , poco hombre y mil adjetivos más que podría decir …..)
Pues bien, en esta primera pelea, con apenas nociones de artes marciales (SAMBO ) el resultado fue una victoria . Y no me avergüenza hablar de derrotas mías, pues en cada derrota se aprende algo: ya sea un movimiento del contrario, un defecto, una debilidad…
Debido a las circunstancias del momento no pude reaccionar a tiempo y digamos que el punto a favor cayó en su cuenta. Pero ahí apareció mi mayor enemigo: el miedo aún así pude ganar la situciaon !
No sé como explicarlo pero, todo lo que llevaba aprendiendo desde hacía meses en SAMBO , pareció desvanecerse por completo. Perdía todos los movimientos que tenía grabados en mi cabeza a un ritmo espantosamente veloz.
No supe reaccionar adecuadamente y de ahí: que casi me costará una derrota .
Me impuse un reto, aprender a controlar el miedo en un combate y hay que decir que hoy en día aun no controlo todavía las emociones cuando empiezo el ataque o la defensa. Pero aprendo a vivir con ello , a no hablar de ello y sobre todo a trabajar en ello .
Aunque he mejorado bastante…jajajaja
En la segunda ocasión que tuve de combatir contra él, el adversario, empezó con un directo con el brazo derecho directo hacia mi mentón pero, ya había empezado a aprender derribos y sin saber muy bien como, me supe defender correctamente del contricante: hay que decir que lo clave . Aprovechando su desconcierto, lo derribe rápidamente ( no quiere decir fuerte eh… sino al punto exacto )
El se levanto y Retrocedió 3 pasos y viendo que la única opción que tenía era seguir con el combate por métodos no acordes al respeto marcial del tatami, se propuso seguir el combate con métodos no acordes al respeto ni la filosofía marcial. El combate terminó ……ya lo contaré en otro capítulo ,,,,,?…………….
El miedo hizo su estelar aparición de nuevo.
Pero esta vez ya lo había canalizado, gracias sin duda, a la psicología (por decirlo así… pero podríamos decir: consejos, historias… que he aprendido mientras he leído libros, mientras he escuchado a mi profesor en el tatami con las protecciones puestas y combatiendo, o simplemente, buscando ejemplos de humildad y respeto como Bruce Lee nos ha legado a los que seguimos más o menos eficazmente, sus pasos). En esa época Bruce era el dios….
Y es que el miedo es un factor realmente importantísimo en el mundo de las artes marciales. Recuerdo una historia que leí hace poco sobre un esclavo. Este esclavo había tropezado en la casa de su amo, con la consecuente desgracia de derramar un jarro de agua sobre un invitado de este. El invitado, un noble famoso por sus hazañas en las guerras, retó al esclavo a un combate con espada al alba, a muerte.
El esclavo le dijo a su señor que él no había empuñado un sable jamás en la vida y que saldría muerto del encuentro con el noble.
El señor, tenía una gran estima por el esclavo, así que le propuso un trato:
– luchemos tu y yo ahora aquí. Coge una espada y lucha conmigo. Si ganas, moriré, pero serás libre de ir donde quieras. No tendrás que acudir mañana al encuentro pues, serás un hombre libre.Tu honor ya estará honrado con mi muerte. Pero si no ganas, morirás atravesado por mi espada.
El esclavo, dudó pero al no tener nada que perder, aceptó el trato y luchó contra su amo.
El amo era un antiguo guerrero que tenía un dominio espectacular del sable, pero el combate le resultó más largo y pesado de lo que jamás hubiera podido imaginar. En un descuido del esclavo, el señor le clavó el sable y el esclavo murió.
Los que vieron el combate le preguntaron al señor porque se dejaba ganar durante el combate, y este respondió:
– no he vacilado ni un momento. No he dejado de luchar todo lo eficazmente que he sabido… pero he luchado contra un hombre que no tenía nada que perder. Ese es el peor enemigo que un hombre puede encontrarse en la vida… alguien que no tiene nada que perder.
Esta historia me hizo pensar… cuando estamos en un combate, que cosas se nos pasan por la cabeza?
En un tatami, con sus protecciones y reglas, el combate puede dar el resultado postivio o negativo para nosotros pero sabemos que más o menos saldremos bien parados. Pero y en la calle?… en los tiempos que vivimos …..
Qué pasa en la calle?
No hay reglas. No existe el respeto que se debe tener entre dos artistas marciales. Todo eso se olvida y con ello, las reglas como ya he dicho.
El combate puede derivar en una tragedia a veces, porque la adrenalina nos impide actuar con conocimiento.
El esclavo de la fábula, no tenía nada que perder, solo a ganar. O ganaba la libertad y con ella, la vida. O moría ahora y no al alba. Así que tuvo que dejar forzosamente el miedo a otro lado. Fijarse el objetivo, el único objetivo de vencer a su rival, y así lo intentó. Con todas sus fuerzas. No lo consiguió pero a punto estuvo.
Este miedo es el que debemos dejar en cada combate. Este miedo lo dejamos en casa bien guardado. En un cajón…pero hondo…
En un combate no se tiene que vacilar. Pero claro, como os digo, esto es teoría pero sin práctica… como decía un gran hombre de este pasado siglo:
Sin teoría revolucionaria, no hay practica revolucionaria
Y en el mundo marcial pasa igual. No quiero decir que ahora os teneis que hinchar a comprar libros de Bruce Lee, Inosanto, Morihei Ueshiba…y un enorme y larguísimo etcétera…no…
Pero si que penseis, pues cada combate es un combate por vosotros. Nadie luchara por tí en ese momento. Sois tres elementos en el combate, y tu debes derribar a dos:
el adversario físico y antes que a este, a ti mismo.
Cuando ganes la batalla contra tí mismo, entonces puedes empezar a librar la batalla física contra el adversario.
Y os digo una cosa, si os ganais a vosotros mismos, teneis el 50% ganado antes de luchar físicamente… pruebas?
Mi tercer, y de momento, mi último combate contra el adversario del que os he estado hablando.
No hizo falta ponerse en guardia. Ni tan siquiera intentar recordar alguna técnica de una u otra arte marcial, ni tampoco buscar sitios en los que conseguir una oportunidad factible para derrotarlo. No…
Cuando el contrincante se dispuso a empezar la pelea, advirtió un nuevo comportamiento en mi persona. Nervios, parálisis, susto, porqué no decirlo… todo eso ya no estaba. Solo quedaba serenidad y aceptación para empezar el combate con el resultado que fuese. Solo había una serenidad y una calma que parece ser, lo único que le irradió fue un cierto malestar, pues él mismo rehusó el combate. Y sin tener que emplear ninguna palabra fuera de lugar, ni ningún tipo de arma o técnica, como ya he dicho, este combate lo gané y es del que estoy más orgulloso de mi vida.
Un combate que gané tan solo con mi cerebro.
Me gané a mí.
A partir de ese momento, me cambió «el chip» y veo los combates desde otro punto de vista.
No quiere decir que en un próximo combate contra. por ejemplo, un compañero , alumno , competición lo que sea , me quede bloqueado y no sepa ni bloquear ni parar sus golpes. O que entrenando SAMBO me den en la cabeza que me haga ver pajaritos, por culpa de el ridículo miedo a mí mismo… Puede volver… espero que no, pero puede volver…
Bruce Lee dijo:
Influye psicológicamente a tú contrario física y mentalmente haciéndole daño.
Y eso es lo que hice en el útimo combate, aunque solo en parte, pues no tuve que llegar a la parte física.
El escrito de hoy lo hago por dos motivos. Uno, para comenzar a hablar del enemigo principal a derrotar, pues no hablaré solo hoy de este enemigo…hoy es la introducción… Pero el motivo más importante es para saber reaccionar adecuadamente al subidón de adrenalina y sobretodo, a la posible, porque no???, paralización de los músculos debido a la tensión y el estrés sufridos en ese momento.
En fin, un abrazo a todos y ya sabeis, para derrotar a vuestros enemigos debeis empezar por vosotros mismos.
AYOSE MARTÍN – EL JEFE